miércoles, 24 de febrero de 2010

Statement Autobiografía

Hace 3 años, durante mi estancia en Brasil, uno de mis mejores amigos se suicidó. Yo viví el duelo lejos de todo lo que podía ofrecerme un poco de apoyo, y la experiencia fue algo más que traumante. La muerte de Germán la superé hace un año aproximadamente. Hace dos semanas, mi mejor amigo fue asesinado a las afueras del edificio de departamentos en que vive su novia. El golpe fue más fuerte aún, pero he estado reflexionando largo y tendido acerca de este tema, relacionándolo con varias lecturas que he estado haciendo, y que no hablan de la muerte directamente, pero casi en una especie de búsqueda de significado a estas experiencias, las he estado analizando desde ese punto de vista.

Hace un par de días escribí un correo a Cecilia, madre de Andrés, en el que enunciaba de manera muy informal algunas reflexiones que había hecho acerca de la institución del sacrificio en las sociedades aztecas, un texto de Christian Duverger, y una crítica a la Ilustración por no darle un valor simbólico y espiritual a la muerte. La respuesta de Cecilia no pudo haber sido más conmovedora, pues me dijo que había encontrado cierta tranquilidad en las ideas que yo proponía, así que pensé en hacer una especie de ensayo cinematográfico a partir de la muerte, tomando material que ya tengo, material apropiado, y dependiendo de las necesidades, la posibilidad de grabar algo.

lunes, 22 de febrero de 2010

Dial H-I-S-T-O-R-Y, de Johan Grimonprez

El documental habla de la relevancia de un acto y una imagen, o más bien de la relevancia de una imagen generada por un acto, en este caso terrorista de secuestro de aviones. Una de las tesis del documental habla de que el primero de los actos fue utilizado para tirar propaganda, y no tuvo repercusión más allá. El segundo secuestro tampoco tuvo muertos, ni pérdidas, hasta el tercero fué que hubo muerte y destrucción del avión.

A partir de estas tres experiencias, podemos sacar una conclusión: el terrorismo va en crescendo. Una acción terrorista debe impresionar para tener alcance mediático. Y al tener cubiertos 50 ataques terroristas de los mismos alcances, uno más o uno menos no hace mucha diferencia. Por eso se tuvo que planear tan bien un ataque como el del 11 de Septiembre. Una imagen que se repite comienza a perder valor, y al parecer, lo mismo acontece con los actos. Un acto repetido deja de tener sentido.

El ejemplo más claro de lo que expongo es la secuencia de créditos finales. Durante toda la película se nos muestran en el clímax de una construcción dramática, choques o aviones explotando. La secuencia de créditos comienza con un espectacular choque de avión, que es el resultado de toda una estructura narrativa y dramática. El resultado es efectivo, pues el choque nos causa una gran conmoción, pero acto seguido, se nos presenta otro avión chocando. Y después de éste, otro. Y otro, y otro, y durante la duración de los créditos hay solamente choques de aviones.

Esta secuencia de repetición nos reafirma una de las líneas argumentativas principales del documental: el valor de una imagen. No es lo mismo una imagen, que cincuenta, y es lo mismo con los actos. También con esto reflexiona acerca del deber noticioso de la televisión, y nos deja con la cuestión: ¿Es necesario mostrar todo lo que sucede en todo momento?







domingo, 21 de febrero de 2010

One day in the life of Andrei Arsenevich




Chris Marker, en su documental acerca de Andréi Tarkovski nos muestra, durante una secuencia, la que él llama "la escena más difícil de la historia del cine". Aquella de la película "El Sacrificio", en la que la acción ocurre mientras la casa arde en llamas. Esta escena, como sabemos, tuvo que repetirse porque en la primera todo salió mal. Y en esta segunda vez, Marker estaba listo para documentar lo ocurrido.

Durante los ensayos de esta escena, al ser una producción internacional, se hablan más de 4 idiomas, y es una suerte de torre de Babel, donde todos se hablan en distintos idiomas, intentando levantar la escena más complicada de la historia del cine. Y utilizando la principal herramienta de Marker, el montaje, nos propone un paralelismo entre estos ensayos, e imágenes de Andréi Rublev, durante la secuencia de la campana.

Al hablar de la secuencia de la campana, en Andréi Rublev y montarlo junto a los ensayos de esa específica escena del Sacrificio, Marker nos propone un Tarkovski que encarna sus propios personajes de alguna manera: con respecto a Andrei Rublev, este momento es un momento decisivo, no puede volver a salir mal, pues es el toque final de una obra maestra, y casi que es el momento clímax en la vida de Tarkovski; y también, como el personaje del Sacrificio, se está sacrificando él mismo para cumplir esta empresa, pues para ese entonces Tarkovski ya había sido diagnosticado con cáncer, y estaba en sus primeros tratamientos, y a pesar de eso, está allí, creando hasta el final.


Con esta secuencia, Marker además de homenajear a uno de los más grandes de la historia del cine, y a pesar de que Tarkovski no reflexionó sobre esto sino hasta el final de su vida, como se lee en su libro "Esculpir el tiempo" , Marker nos hace reflexionar acerca de cuánto de lo que creamos es un reflejo de nuestra propia vida, y en qué momento lo que creamos se convierte en ficción o en un simple reenactment de los hechos.



martes, 16 de febrero de 2010

Sans Soleil, Chris Marker




The first image he spoke to me about was the one of the three children on a road in Iceland in 1965. 
He said that for him it was the image of happiness and also that he had tried several times to link it to other images, but it never worked. 
He wrote me: 
one day I'll have to put it all alone at the beginning of a film with a long stretch of black; If they have not seen the happiness in the image, at least they will see the black.

Sans Soleil comienza con un par de tomas, una de unos niños escandinavos, seguida por un espacio en negro, y después un plano de aviones de guerra. La narración habla de que un Director, amigo de la narradora (personaje ficticio creado por Marker), a través de cartas le expresa la intención de poner esos planos en una de sus películas. Y dice que si en la película no se ve la felicidad de esas chicas, al menos se admirará el espacio negro, lo que carece de luz, la obscuridad.

Con esto Chris Marker además de proponer la manera en la que va a funcionar el documental, que es a base de contrastes, hace una reflexión acerca del cine mismo, del montaje y del contenido dramático a partir del mismo montaje, pues el drama se incrementa al contraponer dos planos opuestos, como lo son los niños y la obscuridad, o los aviones de guerra. Además, viendo de nuevo la introducción, uno comienza a darse cuenta de que la narración tendrá algo de falso y ambiguo, pues se habla de una felicidad en los chicos islandeces, pero la realidad es que se muestran un poco incómodos, hasta huraños. En el plano no se ven felices. Este primer momento, pues, nos hace reflexionar acerca de la veracidad en la relación narración-imagen.


He wrote: 
I'm just back from Hokkaido, the Northern Island. Rich and hurried Japanese take the plane, others take the ferry: 
waiting, immobility, snatches of sleep. 
Curiously all of that makes me think of a past or future war: 
night trains, air raids, fallout shelters, small fragments of war enshrined in everyday life. 
He liked the fragility of those moments suspended in time. Those memories whose only function it being to leave behind nothing but memories. 
He wrote: I've been round the world several times and now only banality still interests me. On this trip I've tracked it with the relentlessness of a bounty hunter.
 At dawn we'll be in Tokyo.

Con este montaje un poco entretejido del ferry, habla de lo que se va a enfocar a lo largo del documental: en lo popular y banal. Va a tomar un punto de vista ante esto, y a hacer una rítica social a partir de las imágenes recolectadas a lo largo de sus viajes. Y va a verlo desde un punto de vista un poco frío y distante, desde el punto de vista de un extranjero en tierras por conocer, que va tratando de capturar imágenes, como un coleccionista de culturas, recolectando trofeos.

Habla también de que le gustaba la fragilidad de los momentos suspendidos en el tiempo. Aquí inicia una reflexión sobre el cine y la memoria que va a continuar después, con los freeze frames sobre las mujeres. Y al hablar de los momentos suspendidos en el tiempo, claramente se refiere al fotograma de cine. Al 24º de segundo de verdad. Y en este punto regreso a los planos del comienzo: los niños y la obscuridad. Con esto propone que cada segundo en el cine, como decía J.L. Godard contiene 24 veces la verdad en un segundo, solo que Marker propone que además de 24 veces luz por segundo, hay 24 veces obscuridad, por el movimiento del obturador, resultando un balance ambiguo entre la verdad y la mentira en el cine.

martes, 2 de febrero de 2010

Jean Painlevé


Science is fiction.
La gran importancia de Painlevé reside en su ambición. Sin su gran sed de conocimiento, no se hubieran hecho los acontecimientos que consiguió, los avances tecnológicos para conseguir filmar debajo del agua, los avances técnicos para lograr tener un estudio acuático en su casa, etc. Las imágenes que presenta en cada uno de sus cortometrajes son poéticas, hermosas y hasta cierto punto desconocidas, indescifrables. Y más allá de las bellas tomas poéticas y preciosistas que toma de animales que ya de por sí son estilizados, y con formas estéticamente impactantes, una parte verdaderamente importante de Jean Painlevé es su utilización del super close-up. Esa necesidad que tiene por mostrar hasta el último detalle del funcionamiento de un pequeño ser vivo es, además de hermosa, bastante impresionante, pues se ve un microcosmos en una gran talla, e impacta por el gran tamaño en que se nos presenta.

El super close-up de Painlevé es utilizado con mesura, es decir, no se basa en esto para que el peso caiga todo sobre este recurso. Crea, a partir de distintos aspectos formales, un ritmo, y una de las maneras para crear este ritmo es el close-up.

Painlevé es tan dadivoso y se interesa tanto con la construcción poética de imágenes, que las lleva al extremo de ingeniarse la manera de filmar con una cámara de cine lo que ve un microscopio, algo totalmente revolucionario en sus épocas. El resultado es un desborde visual que complementa perfecto con la pretensión científica, y el magnífico humor manejado.