miércoles, 14 de abril de 2010

Escaleta autobiografía





1.

Inicio: Negro, silencio. Vacío.


2.

Narración: Hace tres años, visité por primera vez la tumba de X. No había querido hacerlo, porque no quería entrar de lleno en el proceso de luto. al llegar vi una tumba como cualquier otra. Todas igual de feas, habían un par de construcciones mayores y un poco más ostentosas. Me entró una gran tristeza al ver que la tumba de X no era un gran mausoleo, sino una humilde y pequeña tumba, con una casi imperceptible inscripción con el nombre y fecha de nacimiento. Eso es lo que queda cuando morimos: nuestro nombre, fecha de nacimiento y de muerte en alguna lista de defunción.


Imagen: Imágenes de un niño, tomadas por sus padres.


3.

Narración: "You cannot protect yourself from sadness without protecting yourself from happiness.


O: “I miss Dad.” 

M: “So do I.” 

O: “Do you?” 

M: “Of course I do” 

O: “But do you really?” 

M: “How could you ask that?” 

O: “It’s just that you don’t act like you miss him very much.” 

M: “What are you talking about?” 

O: “I think you know what I’m talking about.” 

M: “I don’t.” 

O: “I hear you laughing.” 

M: “You hear me laughing?” 

O: “In the living room.  With Ron.” 

M: “You think because I laugh every now and then I don’t miss Dad? 

I cry a lot, too, you know.” 

O: “I don’t see you cry a lot.” 

M: “Maybe that’s because I don’t want you to see me cry a lot” 

O: “Why not?” 

M:  “Because that isn’t fair to either of us.” 

O: “Yes it is.” 

M: “I want us to move on. I’m trying to find ways to be happy. 

Laughing makes me happy.” 

O: “I’m not trying to find ways to be happy, and I won’t.” 

M: “Well you should.” 

O: “Why?” 

M: “Because Dad would want you to be happy?” 

O: “Dad would want me to remember him.” 

From Extremely Loud & Incredibly Close, pages 170-171, First Edition

Imagen: Video de bombardeo tomado desde un avión americano en Irak.


4.

Narración:

Señores Doctores:

Deberían promover más el cuidado del hemisferio izquierdo del cerebro. Es la parte más importante del cuerpo, ya que controla los sentimientos negativos del cerebro. El derecho controla los positivos. Cuando uno de los dos no sirve, se pierde la interhemisferialidad, y se cancelan las emociones opuestas al hemisferio dañado: si se daña el hemisferio izquierdo, se cancelan las emociones positivas, y se potencializan las negativas. Y esto es letal, irreversible.


Yo estuve allí, lo sentí luchando por su vida, pero todo cambió cuando nos informaron sobre el daño en el hemisferio izquierdo. Allí supuse que todo estaba perdido. Es un hombre que lucha por su vida, pero de la noche a la mañana su interhemisferialidad se rompe y no puede ser feliz nunca más. ¿Qué ganas le quedan de seguir luchando?


Yo lo ví, yo le hablé, él derramó una docena de lágrimas mientras hablaba con él y le daba coraje para luchar y salir adelante. Sus lágrimas significaban disculpas. De alguna manera me estaba pidiendo perdón por no seguir luchando. Yo lo sentí. Y fué todo una complicación del hemisferio izquierdo del cerebro. La parte más importante de todo el cuerpo. Aún más que el corazón. Se puede vivir sin una pierna, sin un pulmón, incluso sin el hemisferio izquierdo, en cuyo caso se viviría en un constante estado de felicidad desbordada. Pero no sin el hemisferio izquierdo. Sin el funcionamiento de éste, no quedan ganas de vivir.



5.

Narración:

Acudimos a la ciencia moderna, a la medicina que nos explica cómo fue el proceso de la enfermedad, por qué fue causada, cómo se desarrolló y por qué provocó la muerte de un organismo: el cuerpo. Es lo que es, un cuerpo dejó de tener vida porque tal órgano dejó de funcionar por una falla, etc. Podemos ir ad infinitum, y al final es sólo eso: se tiene vida, y de repente se deja de tener vida. Es una probabilidad. Cero y uno, como una computadora. El ser humano es una máquina que forma parte de una maquinaria que responde a un organismo mayor, que a su vez funciona con pequeñas computadoras que cuando son “uno” funcionan, y cuando son “cero” no funcionan y tienen que ser reemplazadas por otra computadora que es “uno”. Como un interruptor. ¿Cuál es el sentido de vivir, si somos una diminuta parte de un organismo mayor al cuál respondemos, pero no regresa de la manera en que damos, y para la cuál en realidad no somos indispensables, pues somos intercambiables? No hay diferencia si soy yo o alguien más el que opera esta computadora. La vida no tiene sentido, porque es un número, una probabilidad.


Imagen: Una línea de acción reacción a manera de juego. (como las fichas de dominó que cae una después de la otra)


6.

Narración:

El ser querido fue sacrificado con una bala en la cabeza porque sólo de esa manera podríamos utilizar su energía, la “tonalli” de la que hablaban los aztecas, que es utilizada para alimentar a Tonatiuh, Dios Sol, que genera vida cada vez que sale. La “tonalli” dada al nacer a cada ser humano es desperdiciada si la muerte es natural, es por eso que mediante el sacrificio se captura esa energía que va a ser ofrecida. El hombre que muere por causas naturales se embarca en una peregrinación por los siete infiernos laberínticos, buscando llegar al sol. El hombre que ha sido sacrificado tiene un lugar reservado en el cielo, para correr junto a Tonatiuh. El ser humano sacrificado es recompensado por haber entregado su vida, que es energía para que todos los demás sigamos creando y trabajando, esperando algún día morir, para junto con él, correr al lado de Tonatiuh.


Imagen: Obreros trabajando.


7.

Narración:

Las culturas están basadas en sus mitos, y han evolucionado hasta como las conocemos en el presente. Si negamos la posibilidad de los mitos, apelando a la razón, estamos aniquilando a cada una de las culturas, despojando de todo conocimiento previo a la razón a las próximas generaciones. Lo que nos deja con culturas desprovistas de identidad, fundados en la lógica de los números y fórmulas, en la falta de sentido, en la prescindibilidad de la vida.


Imagen: Imágenes apropiadas del cortometraje De funció, de Jorge Tur, en la que vemos cómo preparan a un cadáver para ser velado.


8.

Narración:


I’ve only been in a limousine twice ever. The first time was terrible, 

even though the limousine was wonderful. I’m not allowed to watch 

TV at home, and I’m not allowed to watch TV in limousines either, but 

it was still neat that there was a TV there. I asked if we could go by 

school, so Toothpaste and The Minch could see me in a limousine. 

Mom said that school wasn’t on the way, and we couldn’t be late to the 

cemetery. “Why not?” I asked, which I actually thought was a good 

question, because if you think about it, why not? Even though I’m not 

anymore, I used to be an atheist, which means I didn’t believe in things 

that couldn’t be observed. I believed that once you’re dead, you’re dead 

forever, and you don’t feel anything, and you don’t even dream. It’s not 

that I believe in things that can’t be observed now, because I don’t. It’s 

that I believe that things are extremely complicated. And anyway, it’s 

not like we were actuallyburying him, anyway. 

Even though I was trying hard for it not to, it was annoying me 

how Grandma kept touching me, so I climbed into the front seat and 

poked the driver’s shoulder until he gave me some attention. “What. Is. 

Your. Designation.” I asked in Stephen Hawking voice. “Say what?” 

“He wants to know your name,” Grandma said from the back seat. He 

handed me his card. 

From Extremely Loud & Incredibly Close, pages 8-10, First Edition


Imagen: Tomas de cosas cayendo (aviones, cascadas, bombas, etc)

No hay comentarios:

Publicar un comentario